Las turbulencias por las que atraviesan las relaciones entre Italia y Alemania no han pasado todavía. Después de que el canciller alemán, Gerhard Schröder, aceptara las disculpas del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, por haber comparado con un guardián nazi a un eurodiputado socialdemócrata, los insultos vertidos contra los turistas alemanes por el subsecretario italiano de Turismo, Stefano Stefani, colmaron el vaso de su paciencia, y ayer decidió anular sus previstas vacaciones en la costa italiana. El ministro del Interior, Otto Schilly, recomendó a los alemanes que sigan su ejemplo y no vayan de vacaciones a descansar a Italia.

El canciller alemán, que tenía previsto descansar en la localidad de Pesaro, junto al mar Adriático, a partir de finales de la próxima semana, pasará sus días de ocio en Hannóver, según el portavoz del Gobierno, Bela Anda, que añadió que un viaje a Italia en las actuales circunstancias impedirían el descanso y una convivencia familiar sin molestias.

DESCALIFICACIONES

Stefano Stefani, miembro de la xenófoba Liga Norte, se refirió a los turistas alemanes que veranean en Italia --cuatro millones por año-- como "rubios estereotipados hipernacionalistas y arrogantes que asaltan a gritos nuestras playas mientras se comen nuestros espaguetis y critican los asesinatos de la mafia". Además, el subsecretario dijo también que el eurodiputado Martin Shulz, a quien Berlusconi comparó con un vigilante nazi, "tal vez se crió entre campeonatos de eructos después de pantagruélicas jarras de cerveza y atracones de kartoffeln (patatas) fritas".

"Todo tiene un límite", se limitó a señalar Schröder, tras anunciar primero en un comunicado la suspensión de sus vacaciones. Lo que realmente irritó al canciller fue la pasividad del Gobierno italiano tras las declaraciones de Stefani.

Varios ministros alemanes pidieron la destitución del subsecretario. "Si yo fuera jefe del Gobierno, este señor ya no estaría en su puesto", dijo el titular de Interior, que agregó que los alemanes deberían pensar seriamente en cambiar de lugar de vacaciones y mencionó a Austria y España como alternativas.

MOCION DE CENSURA

La oposición italiana de centroizquierda presentará hoy una moción de censura en el Senado, en la que exigirá la dimisión de Stefano Stefani por el daño que pueden causar sus declaraciones al turismo italiano. Berlusconi se limitó a decir: "Me sabe mal por él" (por Schröder).

Preguntado por la polémica entre Alemania e Italia, el jefe del Gobierno español, José María Aznar, de visita oficial en El Salvador, se limitó a señalar sonriendo: "A mí me preocupan mis vacaciones y tenerlas tranquilas", informa Marco Schwartz.