La policía británica ha entrado en acción para tratar de esclarecer las circunstancias, sospechosas según algunos, que rodearon la muerte de Diana de Gales. La inesperada intervención de Scotland Yard en un caso considerado oficialmente hasta ahora como un mero accidente de tráfico fue solicitada ayer por el juez Michael Burgess, encargado de la primera investigación judicial que lleva a cabo el Reino Unido sobre la tragedia de París. Burgess es una de las pocas personas que asistió a la autopsia de Diana, horas después de su fallecimiento, el 31 de agosto de 1997.

La vista judicial fue aplazada hasta el 2005, después de que se hayan analizado nuevas pruebas y las ya recopiladas por las autoridades francesas en un dosier inédito de 6.000 páginas.

La decisión de Burgess de reclamar la colaboración del más alto cargo policial del país, Sir John Stevens, coincidió con la aparición en el diario sensacionalista The Daily Mirror del contenido íntegro de una carta de Diana en la que ésta acusaba a su marido, el príncipe Carlos, de estar preparando una conspiración para eliminarla. La misiva, escrita por la princesa 10 meses antes de perder la vida, estaba dirigida a su mayordomo Paul Burrell.

NOMBRE OCULTO El sirviente publicó la nota en octubre, pero sin desvelar el nombre de la persona sobre la que sospechaba Diana. "Esta particular fase de mi vida es la más peligrosa: mi marido está planeando un accidente en mi coche, la ruptura de los frenos y una herida grave en la cabeza... para despejarle el camino que le permita volver a casarse", escribió la princesa en un papel con membrete del palacio de Kensington.

La publicación no mereció ayer reacción alguna por parte de la familia real. Los portavoces del príncipe Carlos se limitaron a indicar la satisfacción del heredero y sus hijos de ver "que la investigación está al fin en marcha". Sin embargo, el proceso iniciado por las autoridades británicas va para largo.

No será hasta el próximo año cuando tenga lugar la vista pública sobre la muerte de la princesa. El juez Burgess decretó el aplazamiento poco después de realizar una declaración formal.

El letrado explicó que el objetivo de su trabajo será responder, como en cualquier investigación ordinaria sobre la muerte de un ciudadano británico, a cuatro preguntas básicas: Quién era la persona fallecida, y cómo, cuándo y dónde falleció.

La participación policial añade una nueva dimensión al esperado proceso, que "puede llevar a una considerable y seguramente innecesaria intrusión en el dolor privado", advirtió el juez.

"Espero que la verdad salga a relucir", declaró Mohamed Al Fayed, padre de Dodi. Lo ocurrido en París fue "un crimen horrendo", añadió el dueño de Harrods.

La investigación sobre la muerte del último amante de la princesa, que se llevará a cabo en Surrey, a las afueras de la capital, también quedó aplazada. Una de las hermanas de Diana, Sara McCorquodale, fue el único familiar presente en la sesión de apertura, a la que asistieron periodistas de 80 países.