"Hay alimentos hasta el lunes". La advertencia del director del Mercado Central, Miguel Saredi, del peligro de desabastecimiento, más el efecto que esto produce en especial en las capas medias urbanas, aceleraron ayer la decisión de los productores agropecuarios de levantar esta noche su huelga.

El campo no quiere pagar todo el coste político de un conflicto de 90 días con el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y, por eso, se abstuvo de mantener una protesta en las rutas, a la que se añadieron los camioneros.

Los productores agropecuarios alegaron haber escuchado el consejo de la Iglesia de buscar una solución negociada a la controversia que estalló por el impuesto a las exportaciones. Ahora exigen la intervención del defensor del pueblo. El Gobierno cree haber ganado una pelea que, en el fondo, según dicen, es por la distribución de la riqueza.

El campo, en cambio, no parece dispuesto a ser el gran derrotado. Uno de los dirigentes, Pedro Apaolaza, dejó entrever que las negociaciones se encauzarán cuando se sienten a discutir con el expresidente Néstor Kirchner: "El es quién conduce este país" y no "la señora".