El Ejército Islámico de Irak entregó ayer a los periodistas franceses Christian Chesnot y Georges Malbrunot, a los que mantenía secuestrados desde el 20 de agosto, a un grupo guerrillero suní favorable a liberarlos "bajo ciertas garantías". La información, probablemente un paso previo a la liberación de los reporteros, fue confirmada por el editor del periódico Le Figaro --donde trabaja Malbrunot--, Jean de Belot, y por el ministro de Cultura y Comunicación, Renaud Donnedieu, mientras que el Ministerio de Exteriores francés no hizo declaraciones.

"Sabemos que están vivos y que ya no están en las manos en las que habían estado hasta este momento", dijo Donnedieu, confirmando la que había sido la primera buena noticia de la jornada: que los rehenes estaban vivos. "Vivos y bien tratados", había dicho el ministro francés de Exteriores, Michel Barnier.

Desde Ammán, donde se entrevistó con la delegación francesa del Culto Musulmán que viajó a Bagdad a reclamar la liberación de los rehenes, Barnier se mostró muy cauto. Su actitud contrastaba con el optimismo que mostraba la propia delegación y de otras fuentes diplomáticas en la capital iraquí.

Por su parte, el ministro de Interior, Dominique de Villepin, manifestó que las informaciones "van en el buen sentido", y que puede esperarse para "mañana hoy viernes, día de la plegaria" musulmana, un desenlace positivo de esta crisis.

VOLUBILIDAD La prudencia de las autoridades francesas tiene que ver la personalidad voluble de los secuestradores. Según filtraron ayer fuentes francesas, estos anunciaron la liberación de los reporteros la semana pasada, cuando su secuestro aún no había salido a la luz pública. Después, sin embargo, radicalizaron su posición y reclamaron "la anulación de la ley sobre el velo", algo totalmente ajeno al conflicto en Irak.

La delegación musulmana que viajó a Bagdad para interceder por los periodistas también se mostró confiada en que habrá un rápido desenlace. En la capital iraquí, los delegados hablaron "en nombre de los seis millones de musulmanes" que viven en Francia y practican "libremente" su religión, y lanzaron un solemne llamamiento, "en nombre de Alá", a favor de la liberación de los rehenes. "Liberadlos, pero liberadlos mientras estamos aquí", pidió Abdalá Zekri, representante del Consejo Francés del Culto Musulmán.

Las autoridades francesas no han escatimado esfuerzos para intentar contactar con los secuestradores por todos los canales posibles, y han conseguido una movilización sin precedentes de dirigentes árabes y autoridades religiosas islámicas. Los llamamientos continuaron ayer y a ellos se sumó, entre otros, el más célebre de los palestinos presos en cárceles israelís, Maruán Barguti. El secretario general del movimiento Al Fatah en Cisjordania pidió la liberación de los periodistas porque, dijo, "son amigos del pueblo palestino" y, según manifestó uno de sus abogados, "por consideración con las posiciones de Francia, que apoya las causas palestinas y árabes en general".

GUIÑO DE AL FATAH En un comunicado, las Brigadas de Mártires de Al Aqsa, el brazo armado de Al Fatah, también imploró a los secuestradores, "en nombre del pueblo palestino, de la sangre de sus mártires y de la resistencia de sus prisioneros", liberar a los reporteros.

Mientras, dos funcionarios del Ministerio de Turismo palestino, Diya Melhem, de 38 años, y Nabil Daraui, de 33, viajaron a Bagdad para ofrecerse como rehenes en lugar de los dos periodistas franceses. "Estamos dispuestos a sacrificarnos por Francia porque ha dado mucho a los palestinos y a los árabes, y no hay que olvidar que se negó a participar en la guerra de Irak", dijeron.