Otro batacazo. No por prevista, la victoria del no en el referendo holandés sobre la Constitución europea dejó de ahondar la crisis abierta sólo tres días antes por el plebiscito francés contra el Tratado de la UE. Sobre todo, porque tanto la participación como los votos negativos fueron elevados.

A pesar de que los dos grandes bloques políticos de los Países Bajos --el centroderecha del primer ministro Jan Peter Balkenende y el Partido Laborista en la oposición-- multiplicaron esfuerzos por evitar la derrota del , los holandeses acudieron en masa a las urnas --cosa poco habitual-- para propinar una sonora bofetada al impopular jefe del Gobierno. Ante la alta participación y la casi tan elevada proporción de noes , Balkenende se comprometió a respetar el veredicto popular, a pesar de que la consulta no era vinculante, puesto que la Constitución no prevé más que plebiscitos consultivos para "orientar" al Parlamento.

Al primer ministro no le quedaba otro remedio, puesto que votó un 64% de sus compatriotas, frente al 39% que votó en las últimas elecciones al Parlamento Europeo. Muestra contundente de que la apatía ciudadana frente a la UE se convierte en pasión euroescéptica cuando se trata de pronunciarse en contra (casi el 63% de noes ) del proceso constituyente de Europa.

LAS RAZONES DEL FRACASO Los analistas ya conocían de antemano las razones del fracaso, aparte del voto de castigo al Gobierno de Balkenende y a sus drásticas medidas de reducción del gasto público, que no han reactivado el exiguo crecimiento económico ni han ayudado a resolver los problemas de la inmigración y la inseguridad pública. Muchos holandeses están airados por los efectos negativos de la introducción del euro y temen que la ampliación hasta los Veinticinco (pronto Veintisiete) deje a La Haya sin influencia decisiva en la Unión Europea, a pesar de que Holanda es el mayor contribuyente per cápita al enorme presupuesto comunitario.

El correctivo de ayer fue tan duro que algunos analistas, como el economista jefe para Europa de Merrill Lynch, sostuvieron que "el no holandés en su referendo marca el final del Tratado constitucional europeo".

Ante semejante amenaza, el presidente francés, Jacques Chirac, escribió ayer --antes de conocerse el resultado de Holanda-- una carta a todos los jefes de Gobierno y de Estado de la UE para tranquilizarlos sobre el futuro comportamiento de París, pero también para instarlos a que "tomen el tiempo necesario" para sacar conclusiones del claro desencanto de los europeos.

Por su parte, el flamante primer ministro de Francia, Jean-Pierre Raffarin, se dio a sí mismo "100 días para devolver la confianza a los franceses" y se marcó como prioridad absoluta "ganar la batalla por el empleo".

REUNION EXTRAORDINARIA Uno tras otro, los gobernantes europeos reiteraron que el proceso de ratificación del Tratado continuará y se emplazaron a afrontar la crisis en la cumbre de la UE, los días 16 y 17 de junio. El presidente semestral de la UE, el primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, que se declaró anoche "muy decepcionado", anunció que en dicha cumbre presentará unas propuestas que demostrarán al mundo que "Europa funciona". Pero cada vez son más las voces, como la del presidente del Grupo Socialista Europeo, Martin Schulz, que se alzan para pedir una reunión extraordinaria de los Veinticinco que trate el fracaso del proceso constituyente.

Para avivar aún más las inquietudes, la revista alemana Stern se hizo eco de rumores de que las autoridades de Berlín se plantean la posibilidad de abandonar la Unión Económica y Monetaria (UEM) ante los efectos perjudiciales que ha tenido para Alemania la introducción del euro. El Bundesbank se vio obligado a desmentir esa información, y el propio ministro germano de Finanzas, Hans Eichel, salió al paso de las versiones que le atribuyen dudas sobre las ventajas del euro para Alemania, calificándolas de "tonterías".

No obstante, el clima económico continuaba empeorando en la zona euro y la Comisión Europea tuvo que revisar a la baja en 0,1 puntos su previsión de crecimiento para el segundo trimestre de este año.

Nada más conocerse el resultado del referendo holandés, el euro cayó en los mercados de divisas, y 90 minutos después había cruzado la barrera psicológica de los 1,22 dólares y se estaba cotizando a 1,2170 en Nueva York.

Qué duda cabe que la integración europea sobrevivirá a los referendos francés y holandés. Pero también es innegable que el nuevo modelo de una UE ampliada ha sufrido un gravísimo revés. Y no se puede desdeñar el veredicto de las urnas. (Más información en página 52.)