El Senado de EEUU dio ayer a Sonia Sotomayor el último impulso que le faltaba a la magistrada para hacer historia. Con 68 votos a favor, incluyendo el de 9 republicanos, y 31 en contra, la jueza neoyorquina de origen portorriqueño y 55 años elegida en mayo por el presidente Barack Obama para sustituir a David Souter fue confirmada como la integrante número 111 en la historia del Tribunal Supremo.

Cuando Sotomayor jure su cargo, previsiblemente mañana, culminará la primera selección para el Alto Tribunal realizada por un presidente del Partido Demócrata desde 1994. Y los hispanos, mayor minoría de EEUU, podrán celebrar un logro sin precedentes, pues nadie de origen hispano ha llegado antes a un puesto de mayor relevancia en el país. Sotomayor estaba ayer siguiendo la votación en una sala del tribunal de apelaciones de Manhattan donde ha pasado los últimos 11 años, después de llegar a la judicatura federal por decisión de George Bush padre y ser ascendida luego por Bill Clinton. Y tendrá que esperar hasta septiembre para sentarse con sus ocho nuevos compañeros.

Los republicanos se han opuesto a su nombramiento y la han cuestionado como una jueza "activista", aunque más por polémicas declaraciones --como cuando opinó que "una mujer latina sabia" podría alcanzar a menudo mejores conclusiones que un hombre blanco sin la misma experiencia-- que por decisiones judiciales que le han granjeado fama de moderada.