Todos los estamentos implicados en el grave problema de los niños soldado se reunieron ayer en París por primera vez para luchar contra el reclutamiento de menores, que alcanza a 250.000 muchachos en todo el mundo. Gobiernos de unos 60 países, oenegés, organizaciones para el desarrollo, cooperantes y representantes de fuerzas de mantenimiento de la paz adoptarán hoy los principios de París para combatir el fenómeno.

La conferencia tiene tres objetivos: luchar contra el reclutamiento de menores, liberar a los niños soldado y conseguir su reinserción. Patrocinada por Francia y por Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), fue abierta por el ministro de Asuntos Exteriores francés, Philippe Douste-Blazy, quien la copreside junto a la directora del Unicef, Ann Veneman. "Nuestra primera responsabilidad hoy, nuestro interés común, es romper este círculo vicioso que continúa alimentando, prácticamente en medio de la indiferencia, el estancamiento y el contagio de los conflictos", dijo Douste-Blazy en la sesión de inauguración.

LISTA NEGRA Aunque la conferencia no tiene por objeto reunir fondos, sino conseguir compromisos políticos, el jefe de la diplomacia francesa anunció una aportación de dos millones de euros y el despliegue de "asistentes técnicos regionales en las zonas más afectadas", como la de los Grandes Lagos de Africa. Douste-Blazy pidió también que, además de figurar en la lista negra de la ONU, los reclutadores de niños sean perseguidos por el Tribunal Penal Internacional (TPI). La ONU ha elaborado una lista negra de países en los que se utilizan niños soldado en la que figuran Afganistán, Angola, Burundi, Colombia, Costa de Marfil, Liberia, Uganda, la República Democrática del Congo, Sierra Leona, Somalia, Sudán, Sri Lanka y Timor.

Aunque este "crimen contra la humanidad", como lo define Douste-Blazy, dista mucho de erradicarse, favorecido además porque las armas son cada día más manejables, la comunidad internacional empezó hace 20 años a abordar el problema. Pero fue en 1996 cuando Gra§a Machel, exministra de Educación de Mozambique y compañera de Nelson Mandela, elaboró un primer informe a raíz de las atrocidades de Liberia y Sierra Leona.

GRAN BRETAÑA INCUMPLE Al año siguiente, se celebró en Ciudad del Cabo la primera reunión sobre el tema, con asistencia únicamente de oenegés. Diez años después, la conferencia de París, de mayor nivel, trata de actualizar los principios enunciados en Suráfrica, entre ellos que la edad mínima para participar en una guerra sean los 18 años. Algunos países están representados en París a nivel ministerial y otros, como España, por embajadores.

La ONU aprobó la edad mínima de 18 años en un protocolo adicional de la Convención de los Derechos del Niño. Precisamente, el pasado domingo, el Gobierno británico reconoció que 15 soldados menores de 18 años --cuatro de ellos chicas-- habían sido enviados a combatir en Irak desde junio del 2003, aunque, según el ministro de Defensa, Adam Ingram, a la "gran mayoría" le faltaba menos de una semana para cumplir la edad mínima o solo permanecieron una semana en el teatro de operaciones. Gran Bretaña violó así el protocolo de la ONU, que firmó en el 2003, aunque es el único país europeo que mantiene el enrolamiento a partir de los 16 años si los padres están de acuerdo.

Desde 1999, la ONU ha votado seis resoluciones sobre el problema y desde el 2002 los estatutos del TPI califican de crimen de guerra la utilización de menores de 15 años en los conflictos. A finales del pasado enero acabó la impunidad al inculpar el TPI al señor de la guerra congoleño Thomas Lubanga por obligar a combatir a menores de 15 años entre el 2002 y el 2003.