El primer ministro israelí, Ariel Sharon, aseguró ayer, durante una convención de su partido, el Likud, que está dispuesto a hacer "concesiones dolorosas, muy dolorosas, por una paz verdadera". "Os he asegurado que traeré la paz y la seguridad, y la victoria hacia la que nos encaminamos está al alcance de la mano", subrayó el dirigente hebreo en su discurso, en referencia al cese de la violencia en la zona.

"Hemos roto el espíritu de lucha de nuestros enemigos, ahora debemos hacer un esfuerzo adicional para consolidar nuestra victoria", proclamó Sharon, antes de recalcar que Israel "no dará nada a los palestinos mientras continúe el terrorismo". Pero la línea conciliadora de Sharon no gusta a todos los israelís. El primer ministro fue recibido ayer con abucheos y gritos por parte de cientos de militantes de su partido. El abucheo alcanzó tal volumen que los organizadores tuvieron que pinchar repetidamente el himno del partido a gran volumen para sofocarlo.