Ariel Sharon se impuso holgadamente a su rival, el ministro de Asuntos Exteriores, Binyamin Netanyahu, en las elecciones primarias del Likud que se celebraron ayer. Los sondeos efectuados a pie de urna --los únicos datos disponibles al cierre de esta edición-- indicaban que el actual primer ministro derrotaba por una amplia ventaja al que fuera enfant terrible de la política israelí. Sharon se convierte, así, en el máximo favorito para ganar las elecciones generales israelís, convocadas para el próximo 28 de enero.

Según un sondeo a pie de urna del Canal 1 de televisión, Sharon logró un 61% de votos y Netanyahu, un 37%. El Canal 2 redujo la diferencia y hablaba de un 58% de los votos para el primer ministro y un 40% para su rival.

JORNADA ECLIPSADA

La jornada electoral del Likud se vio irremediablemente eclipsada por el convulso día que vivió ayer Israel a causa del atentado en Kenia y, sobre todo, por el ataque a la sede electoral del partido en Beit Shean. Tanto Sharon como Netanyahu trataron de aprovechar de forma partidista los hechos: Netanyahu visitó a los heridos en el hospital de Afula, y Sharon convocó una rueda de prensa para pedir a los algo más 300.000 militantes del Likud que acudieran a las urnas a pesar del ataque.

JUEGO SUCIO

Las acusaciones de juego sucio y manipulaciones en los votos no faltaron. El bando de Sharon presentó una queja contra el equipo de Netanyahu por haber escondido papeletas del primer ministro en algunos colegios electorales, donde no se podía votar por Sharon.

Los analistas se preguntan cuál va a ser el papel de Netanyahu en el futuro Gobierno que salga tras las elecciones del 28 de enero, ya que la victoria del Likud se da por supuesta. A pesar de que ambos políticos han prometido que su oponente sería el ministro de Exteriores en el nuevo Gobierno, los analistas coincidían en que una derrota humillante de Netanyahu --como indican los sondeos-- lo invalidaría como hombre de futuro.