Las banderas ondeaban el jueves a media asta en la sede de la Agencia Central de Inteligencia en Langley (Virginia) y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, rendía homenaje a los operativos "que sirven en las sombras". Un día antes, un atentado suicida en una base estadounidense en la provincia de Khost, en Afganistán, había acabado con la vida de siete miembros de la agencia.

Es el más letal ataque sufrido por la CIA en los últimos 26 años y el segundo peor de su historia. Un hombre con una bomba oculta bajo sus ropas provocó la matanza en la Forward Operating Base Chapman, donde también resultaron heridos de diversa consideración otros seis agentes. Los talibanes se atribuyeron el atentado y otro que, también el miércoles, acabó con la vida de cuatro soldados y una periodista canadienses en la ciudad de Kandahar.