Han pasado 60 años y los historiadores aún siguen enzarzados en la polémica. Para algunos, Harry Truman ha pasado a la historia como el presidente que desencadenó el horror nuclear. Otros opinan que ésa era la única forma de acabar rápidamente la guerra con Japón. Según estimaciones contemporáneas, si la contienda hubiera seguido habrían muerto 250.000 soldados aliados.

En 1945 no se descartaba, además, un sentimiento de revancha hacia el imperio japonés y un deseo de demostrar la capacidad atómica de EEUU a la URSS. La ignorancia sobre el alcance de la destrucción de las bombas era real. Mientras el premier británico Winston Churchill defendió el uso de las bombas, 7 científicos nucleares rogaron a Washington que se diera a Japón la oportunidad de rendirse.