La salida del embrollo podría darla el rey Bhumibol Adulyadej. Aunque los golpistas se han apoderado de sus símbolos, el monarca es adorado por todo el pueblo hasta el absurdo y su palabra se recibe como ley. Hasta ahora se ha mantenido en silencio, lo que se entiende como un apoyo encubierto a la Alianza Popular Democrática (APD).

Ayer, en un sucinto discurso tras el anual desfile militar, el rey ignoró la crisis que sufre su pueblo y se limitó a resaltar la necesaria lealtad del Ejército. La próxima ocasión es este viernes, el día de su cumpleaños, cuando acostumbra a dar consejos. Lo hace en un discurso lleno de metáforas que pretenden subrayar su carácter semidivino.