Las reglas del juego han cambiado, según anunció el primer ministro británico Tony Blair, y la consecuencia ha sido la detención de 10 extranjeros sospechosos de amenazar la seguridad nacional, que serán extraditados a Jordania, Egipto, Argelia, Túnez y Líbano (donde ya ha fue detenido Omar Bakri Mohammed, que abandonó Londres hace unos días). Entre ellos está Abú Qutada, jefe espiritual de Al Qaeda en Europa, que Baltasar Garzón relaciona con los atentados de Madrid y Nueva York.

Una acción eficaz de las fuerzas de seguridad, sin necesidad de las medidas especiales que reclama Blair. Pero, ¿por qué la extradición a países que, en algunos casos, han sido acusados de torturar a presos mandados en secreto por la CIA? Las democracias deben combatir con todo el peso de la ley la amenaza terrorista, pero sin atajos que erosionen la credibilidad del Estado de derecho, porque la conculcación de los derechos humanos es dar una victoria política al terrorismo.

*Catedrático de Historia.