El régimen de Hosni Mubarak rechazó la presencia de observadores internacionales en las presidenciales, pero aceptó a regañadientes y con condiciones un control local. Por primera vez, el recuento de los votos empieza en los centros electorales y sigue un periplo de comités hasta llegar a manos de la Comisión Electoral. Es durante este traslado de los votos que la oposición temía que se registraran prácticas fraudulentas. Los delegados de los candidatos podían estar presentes en cada una de las operaciones de recuento. La Comisión Electoral dispone de tres días para anunciar los resultados finales.