Los dos sindicatos mayoritarios en Portugal, CGTP y UGT, se mostraron confiados en lograr la paralización del país mañana, cuando se celebra la primera huelga general convocada de forma conjunta por ambas organizaciones en 22 años. Para ello esperan que el paro tenga un impacto especialmente significativo en el sector de los transportes, lo que podría afectar a cerca de millón y medio de pasajeros sólo en la capital, Lisboa, según cálculos publicados hoy por la prensa lusa. De hecho, los sindicatos prevén que el tránsito de metros y autobuses urbanos se vea seriamente dificultado -dependerá de la adhesión a la huelga-, mientras que el servicio ferroviario tiene, sin embargo, los servicios mínimos de circulación garantizados. En lo que respecta al transporte aéreo, medios oficiales estimaron que en torno a 550 vuelos podrían llegar a cancelarse mañana si el número de controladores de vuelo es insuficiente, y por el momento compañías como TAP, British Airways, Air France, Lufthansa o Ryanair ya calculan que tendrán que anular más de 300 llegadas a suelo luso. El secretario general de la CGTP (de orientación comunista), Manuel Carvalho da Silva, y su homólogo en la UGT (socialista), Joao Proença, pronosticaron ayer una "gran movilización" debido a la "identificación" del pueblo portugués con los motivos que llevaron a las centrales sindicales a convocar la huelga, a principios de octubre. ZLa difícil situación económica por la que pasa Portugal y la fuerte presión de los mercados sobre el país llevaron a su Gobierno a adoptar un paquete de medidas de ajuste que fueron consagradas en el Parlamento el pasado 3 de noviembre, cuando se aprobaron los presupuestos gracias a la abstención del principal grupo de la oposición, el Partido Social Demócrata (centro derecha). Entre estas medidas destacan el aumento generalizado de la carga impositiva -incluido el IVA-, el recorte de la inversión pública y de los beneficios sociales, así como las rebajas salariales a los funcionarios. En opinión de los sindicatos, este nuevo rumbo de la política económica decretado por el primer ministro, Jose Sócrates (del Partido Socialista), es erróneo y no hará sino aumentar el desempleo, que actualmente se sitúa por encima del 10 por ciento. La preocupación por la competitividad del país es tal que incluso el ministro de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, recomendó a los empresarios lusos que no aumenten los sueldos a los trabajadores con el propósito de mantener unos costos salariales atractivos para no dañar la productividad. Hoy mismo, Proença apuntó en declaraciones a medios oficiales que el paro de mañana paralizará "la mayor parte de las empresas y de los sectores económicos" del país, y que se prevé una mayor adhesión en los grandes centros urbanos. "A pesar del elevado nivel de pobreza y de la inseguridad en el empleo provocada por la gran precariedad, confiamos en que lograremos el apoyo de la mayor parte de la población", insistió. Los sindicatos denunciaron, asimismo, que en algunas empresas existen "presiones" a los trabajadores para que no participen en este paro general, entre ellos en la compañía pública de ferrocarriles Comboios de Portugal (CP). El objetivo de CGTP y UGT es repetir el "éxito" de la huelga de 1988, convocada entonces en protesta por la introducción de una nueva legislación laboral.