Ni siquiera un cuerpo militar de élite como la Task Force 20, parte de la legendaria y supersecreta Delta Force de Estados Unidos y dotado de los medios de detección mucho más avanzados, ha logrado hallar las misteriosas armas de destrucción masiva que, según la Casa Blanca, poseía el caído dirigente iraquí, Sadam Husein, la principal razón esgrimida por el presidente de EEUU, George Bush, para lanzar la guerra contra Irak.

A esa conclusión llegó ayer el rotativo The Washington Post tras consultar fuentes del espionaje en Bagdad y Washington. Los expertos de la Task Force 20 "no hallaron municiones no convencionales, ni misiles de largo alcance ni sus componentes, depósitos de agentes para armas biológicas o químicas, ni tecnología para enriquecer el núcleo de un arma atómica", asegura el diario washingtoniano. La misión del cuerpo de élite era "encontrar, destruir, neutralizar, decomisar o recuperar las armas de destrucción masiva", según se señalaba en una orden de la división de operaciones especiales a la que ha tenido acceso The Washington Post .

SIN PRUEBAS

La Task Force actúa con el mayor secreto y es "mucho más importante" en la búsqueda de las controvertidas armas que la 75 Exploitation Task Force, el grupo de expertos que trabaja públicamente en el territorio de Irak con el mismo objetivo. Incluso aunque este cuerpo pudo llegar a los lugares sospechosos de almacenar armas de destrucción masiva antes de que fueran vaciados por los saqueadores, y de que tomó cientos de muestras para ser analizadas, ninguna de ellas reveló la existencia de las letales armas de destrucción masiva.