Los presidentes sirio, Bashar el Asad, y libanés, Emile Lahud, acordaron ayer en Damasco que el repliegue parcial de las tropas sirias en la frontera entre ambos países acabará a finales de marzo. Sin embargo, y a pesar de las presiones internacionales, los dos dirigentes no marcaron un calendario para el fin definitivo de la presencia del Ejército sirio en el país vecino y aplazaron esa decisión para una negociación que empezará cuando finalice el actual repliegue militar.

Pese a que el comunicado conjunto afirma que "Siria y el Líbano han acordado continuar con la retirada de las fuerzas árabes sirias", lo cierto es que la reunión de ayer sirvió sólo para que Asad y Lahud escenificaran una retirada parcial en dos fases: primero hacia el valle de la Bekaa y, luego, hacia la frontera.

El único compromiso sirio es que un "comité militar conjunto" diseñará, máximo en un mes a partir de que las tropas sirias se hayan concentrado en la Bekaa, un plan para "definir el alcance y la duración de la presencia de las fuerzas y establecer la relación entre las tropas y las autoridades libanesas". Lo acordado no ha gustado a la Casa Blanca.