La tormenta ha alcanzado al Ejecutivo alemán después de dos años de Gobierno en coalición relativamente pacíficos. La cancillera alemana, Angela Merkel, advirtió ayer a sus socios socialdemócratas de que no está dispuesta a dar marcha atrás en las reformas emprendidas. "No podemos arriesgar lo que hemos conseguido hasta ahora", dijo la dirigente al Welt am Sonntag .

Las declaraciones de Merkel llegaban horas antes de la celebración de la primera reunión de la coalición tras el congreso del Partido Socialdemócrata (SPD) del pasado fin de semana, que supuso un claro giro a la izquierda y que ha provocado un clima de crispación entre los socios de Gobierno.

La reunión de ayer en Berlín vino precedida de un intercambio de descalificaciones. Mientras los socialdemócratas criticaban a la cancillera por la falta de claridad en sus objetivos políticos, el ministro del Interior, Wolfgang Schäuble (CDU), aseguraba que no apoyará una renovación de la gran coalición en la próxima legislatura. Schäuble advirtió al SPD que desligarse de los pactos de coalición "supone romper un contrato".

Aunque nadie se atrevía ayer a hablar de una ruptura de la coalición, el Bild am Sonntag publicaba una encuesta según la cual el 54% de los alemanes apoyarían la disolución del Ejecutivo en caso de que no se pongan de acuerdo. Los analistas ya advirtieron de que la reunión de ayer iba a ser una toma de pulso mutuo.