La soldado Lynndie England, una de las siete reservistas del Ejército de EEUU procesadas por los abusos en Abú Graib y cuya imagen ha dado la vuelta al mundo en una fotografía en la que sostiene una cuerda atada al cuello de un detenido iraquí desnudo y tirado en el suelo, ha asegurado que sus superiores incitaron las torturas, le obligaron a posar en las fotos y la felicitaron por su comportamiento. England, una soldado de 21 años que se encuentra en Fort Bragg en Carolina del Norte y está embarazada de cuatro meses, confesó que en la prisión hubo torturas peores de las que se han visto hasta ahora, aunque no las detalló.

"Recibí instrucciones de personas de más alto rango: ´posa ahí, agarra esta cuerda y mira a la cámara´. Entonces tomaron la foto para PsyOps (operaciones psicológicas)", explicó England en una entrevista con una filial de la CBS en Colorado.

PARA PRESIONAR England es la soldado que aparece en otras fotos sonriendo y señalando a los genitales de presos desnudos. Las imágenes, al parecer, eran utilizadas por los oficiales de inteligencia para presionar a presos más relevantes y amenazarles con hacerles lo mismo.

"Sólo hacíamos nuestro trabajo --continuó England--. Hacíamos lo que se nos decía que hiciéramos. Luego volvían, miraban las fotos y nos decían: ´Buen trabajo. Seguid así. Está funcionado. Funciona. Estamos consiguiendo lo que queremos´". La soldado, que en una fecha aún no fijada será sometida a un juicio militar en el que podría ser sentenciada hasta a 15 años, ha insistido que ella "no quería aparecer en ninguna foto". Uno de sus abogados, que se reunieron con ella el martes, ha defendido que su cliente fue obligada a posar por mandos del espionaje. "Los agentes especiales habían tomado la prisión", dijo el letrado, Giorgio Ra´Shadd.