Un nuevo sobresalto sacudió ayer la inestable paz que reina en la península coreana, donde soldados del norte y del sur se enfrentaron en la zona desmilitarizada que les separa. El incidente volvió a poner al régimen de Pyongyang en el punto de mira de la comunidad internacional y, sobre todo, de Estados Unidos.

Según una nota del Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur, varios militares fronterizos norcoreanos ubicados en una garita del centro de la línea fronteriza hicieron a primeras horas de la mañana cuatro disparos contra un puesto de observación del sur. Inmediatamente después, soldados surcoreanos devolvieron los disparos mientras con megáfonos se pedía un alto el fuego.

El incidente puso de manifiesto la grave tensión que se vive en la península y tiene como trasfondo la crisis entre Corea del Norte y Estados Unidos por las ambiciones nucleares de Pyongyang. Corea del Norte exige a Washington un diálogo directo y garantías de que no atacará ni derribará al régimen comunista.

EEUU expresó ayer su preocupación por el incidente. Su embajador en Rusia, Alexander Vershbow, subrayó que el enfrentamiento demuestra que Corea del Norte es "la mayor amenaza" existente en estos momentos.

Hace dos días, William Perry, exsecretario de Defensa de EEUU, señaló a la prensa de su país que Washington y Pyongyang podrían enfrentarse en una guerra de consecuencias inimaginables antes de fin de año.