Durante la pasada guerra de Gaza, los políticos israelís y su maquinaria de relaciones públicas insistieron hasta la saciedad en el comportamiento ético de sus militares y sus denodados esfuerzos para minimizar las bajas civiles palestinas. Las cifras de muertos --entre 1.250 y 1.400, según las fuentes, más de la mitad civiles-- cuestionan ese argumento, pero también lo hacen los testimonios de los soldados que participaron en la ofensiva. Según varios extractos de testimonios difundidos ayer, las precauciones tomadas para evitar muertes inocentes fueron mínimas y la destrucción de propiedades, deliberada. El Ejército indicó que investigará el asunto.

Algunos de los testimonios, sacados de un debate en febrero en el Oranim Academic College, son escalofriantes. Un soldado relata cómo su superior ordenó abatir a una anciana palestina que caminaba a 100 metros de la casa que habían tomado. "No sé si era o no sospechosa, no conozco su historia. Lo que sé es que mi oficial mandó a la gente al tejado y ordenó acabar con ella".

En otro incidente, un comandante de infantería describe el asesinato de una madre y sus dos hijos. Después de encerrarlos en una habitación de su casa, los dejaron marchar, pidiéndoles que salieran por la derecha. Pero caminaron hacia la izquierda y un francotirador, al que se olvidaron de avisar, les descerrajó varios disparos. En otro de los extractos, publicados ayer por la prensa israelí, un militar explica que tenían libertad de sus superiores para entrar en las casas palestinas, disparando a discreción sin comprobar antes si dentro había civiles.

ARRESTOS Por otra parte, el Ejército israelí arrestó ayer a 10 de los principales dirigentes de Hamás en Cisjordania, entre los que se halla el exviceprimer ministro Nasser As Shaer.