Estados Unidos va mal. Y muchos de sus ciudadanos, la mayoría, están enfadados con algo cuando les preguntan cómo está siendo gobernado el país. Por eso, probablemente votarán por el cambio en las próximas elecciones legislativas de noviembre. O al menos eso asegura la encuesta que ayer publicó la cadena de televisión CNN, donde la economía encabeza la lista de preocupaciones de los estadounidenses. Un 28% lo considera el asunto más decisivo a la hora de depositar su papeleta. Después viene la guerra de Irak (25%), seguida del terrorismo (18%), los valores morales (15%) y la inmigración (14%).

Así que si los sondeos aciertan, el mapa político del Capitolio, donde ahora reinan los republicanos, podría cambiar cuando los votantes acudan a las urnas el 7 de noviembre para elegir un tercio de los escaños del Senado y toda la Cámara de Representantes. El momento parece favorable, ya que coincide con el rechazo récord al conflicto en Irak y con el presidente George Bush en los niveles de popularidad más bajos de su mandato.

REVISION COMPLETA Los demócratas aventajan en 10 puntos a los republicanos en intención de voto (53% frente al 43%), con un margen todavía mayor entre los votantes ya registrados. Más del 60% asegura que las políticas del Gobierno necesitan "una completa revisión", ve a los demócratas como los gestores del cambio, y están dispuestos a apostar por sus candidatos. Una intención todavía mayor que la de quienes contestaron lo mismo en 1994, cuando el Partido Republicano ganó el control de ambas cámaras.

La mayoría también reconoce que las cosas van "mal" en su país. Un 29% elige la casilla del "bastante mal" y un 25% (casi el doble que hace un mes) describe la situación como "muy mala". Frente a ellos, un 37% asegura que está yendo "bastante bien" y solo el 9% se decanta por el "muy bien". Pero en lo que prácticamente todos coinciden es que hay "algo" que les molesta hoy en el país. Ese "algo" tiene que ver sobre todo con la economía: el número de estadounidenses que describe la economía como "muy pobre" ha pasado del 16% al 22%, siendo un 34% los que la limitan a "pobre".

Con la vista fija en las elecciones de noviembre, el Gobierno ha puesto en marcha una nueva estrategia para intentar conectar con el pueblo americano en su defensa de la guerra en Irak y su lucha contra el terrorismo.

Fascismo es la nueva palabra de moda entre los dirigentes republicanos. Bush utilizó la expresión "fascistas islámicos" para describir a los terroristas detenidos en Londres. Desde entonces, las variaciones de esta expresión se han repetido en apariciones públicas de altos cargos y el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, la cuela en sus ruedas de prensa casi a diario.