La financiación del sistema sanitario ha agudizado la crisis que vive desde hace unas semanas el Gobierno. Tras solo ocho meses después de asumir la cancillería, la presidenta de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Angela Merkel, es objeto de fuertes críticas de su socio de coalición, el Partido Socialdemócrata (SPD).

Obligada por los barones de los länder a incumplir su compromiso con el SPD en el sentido de aumentar los impuestos para financiar la sanidad, Merkel es acusada por los socialdemócratas de falta de capacidad para gobernar. El SPD asegura que la cancillera es prisionera de los jefes de Gobierno regionales de la CDU, lo que le impide hacer las reformas que precisa el país.

El dirigente del ala conservadora de la socialdemocracia alemana, Johannes Kahrs, sostuvo que "Merkel es un problema cada vez mayor". "Basta con que tres o cuatro jefes regionales comiencen a silbar para que Merkel se hunda", señaló.

Los democristianos, por su parte, se defienden. "Los ataques del SPD son exagerados", declaró el ministro presidente de Turingia, Dieter Althaus. Pero Merkel no se inquieta, y en declaraciones al periódico Bild afirmó que es "optimista", y opina que la "coalición seguirá trabajando de forma exitosa por el bien de Alemania".