Sri Lanka celebró ayer las primeras elecciones presidenciales desde que las fuerzas gubernamentales lograron derrotar a los rebeldes tamiles y poner fin a más de 25 años de guerra civil. Considerados los comicios más importantes en décadas, se desarrollaron en un clima de tensión y con un mal comienzo.

El principal candidato opositor, el general Sarath Fonseka, exjefe del Ejército, no pudo votar por no estar inscrito en el registro electoral --que el afectado atribuyó a "un error administrativo"-- y el Gobierno reclamó a la justicia que le declare inelegible. La Comisión Electoral, sin embargo, había aceptado su candidatura. La incógnita es qué sucederá si gana.

Fonseka es el único de los 22 que puede derrocar al presidente, Mahinda Rajapaksa, un nacionalista radical surgido de la mayoría cingalesa, que opta a la reelección.