Abraham Levy se ha pegado casi 14 meses remando, en una suerte de desafío parejo al que entiende debe afrontar su país. Por eso bautizó a su kayak con el nombre de República . En esa piragua, a golpe de remo y pulmón, ha recorrido los más de 11.000 kilómetros de costa de México, en una aventura que le ha "cambiado la manera de ver el mundo" al hacerle consciente de "la grandiosa fuerza de nosotros mismos". Ahora comienza unas charlas para hacer un llamamiento a los jóvenes, que han seguido su hazaña por internet: "Conviertan sus sueños en retos".

Levy se propuso un reto del tamaño del país, enorme. Con tienda de campaña, saco de dormir, trastos para cocinar y el teléfono desde el que iba actualizando su página web, el deportista zarpó en octubre del 2007 de playa Bagdad, en la frontera estadounidense del río Bravo. A 65 paladas por minuto, mantuvo una velocidad promedio de 5 km/h y, remando 8 horas, avanzó 40 kilómetros al día, junto a la costa, de playa en playa. "Necesitamos querer cuidar a nuestro México. Y eso requiere informarse, aprender", pensaba.

Recorrió el litoral del Atlántico y el Caribe, a lo largo de seis estados de México, hasta llegar a Chetumal, en la frontera con Belice. De allí voló a Tijuana, para recorrer la larga costa del Pacífico: otros nueve estados mexicanos, hasta llegar hace unos días a la desembocadura del río Suchiate, en la frontera de Chiapas con Guatemala. Vuelve fascinado "por muy diversas experiencias, paisajes de sueño, personajes interesantes, colores, sabores, temperaturas..." Y concienciado: "Hay que dejar de esperar que el Gobierno lo resuelva todo. Debemos tomar los retos a manera personal".

Lo que aprendió

Afirma que ha podido "conocer a gente que vive convirtiendo sus sueños en realidad". Insiste en "conversar sobre cuestiones positivas", pero admite que constató la "marcada diferencia, desde la actitud al tipo de construcciones", entre los costeños del norte y los del sur, separados por el dinero y la política. El navegante vio en el norte que "las facilidades de vivir cerca de la frontera o en zona libre se reflejan en celdas solares, hornos de microondas, vehículos, equipos de trabajo, vestido...". En el sur, además de "culturas, paisajes, razas, sabores, sonidos", halló "mayor riqueza humana" .

También destaca que "en los estados pobres, Oaxaca y Chiapas, es donde abunda el calor humano y la hospitalidad". Sus costeños tienen "una capacidad de compartir y hacer sentir bien al visitante que no puede ser comparada en cuestiones monetarias". Asegura que poseen un "amplio potencial en turismo de aventura y ecoturismo", siempre que conserven sus tradiciones."Es importante no perder de vista la esencia --dice-- pues muchos tratan de imponer esquemas de turismo en estos mágicos lugares".

La lista de las especies de animales y plantas que el kayakista pudo ver ocuparía media página, pero también en muchos momentos se sintió rodeado de bolsas y botellas de plástico. Y en una ocasión se topó en una playa con una persona que señaló con sorna: "Las bolsas de basura son las flores de México". Ya lo tenía pensado, pero eso fue un acicate más para elaborar un detallado informe con datos, fotos, vídeos y posiciones geográficas, que entregará a las autoridades cara a elaborar programas de medio ambiente. Aunque, repite, "cada uno de nosotros es responsable de como está el país".

A lo largo de esos 11.000 kilómetros de costa, Levy también vislumbró otros problemas y peligros, más allá de vientos huracanados, olas como edificios, marismas llenas de cocodrilos o golpes de ballenas. Entre ellos destaca el crecimiento hotelero y residencial sin restricciones, la tala ilegal, el turismo ecológico que ignora las buenas prácticas, la falta de respeto de las áreas naturales protegidas, así como de las técnicas de pesca, los periodos de veda y las especies prohibidas. Y no duda en criticar a quienes "por falta de visión, valor o entereza, sobreponen los intereses económicos a los de la nación y ponen en riesgo la diversidad natural y el sustento de la gente".

¿Conclusión? "Los humanos tenemos la opción de convertirnos en nuestros mejores amigos o nuestros peores enemigos. Cuestión de elegir."