Un suicida se inmoló ayer en un centro de reclutamiento del Ejército de Irak y mató al menos a 40 personas. La explosión se produjo frente a una base militar conjunta estadounidense e iraquí, situada entre Mosul y Tal Afar, a 470 kilómetros de Bagdad. Tal Afar, próxima a la frontera con Siria, es un conocido bastión de los rebeldes.

El Gobierno de Bagdad dijo que el kamikaze era un hombre que llevaba adosado al cuerpo los explosivos y que los hizo estallar en medio de un numeroso grupo de personas que esperaban turno para alistarse. La versión estadounidense apuntó a un coche bomba suicida. El atentado causó más de 30 heridos. Es la segunda vez que este centro de reclutamiento es blanco de una atentado así. En junio, otra explosión mató a 16 personas.

Entre tanto, las autoridades informaron del hallazgo en Bagdad de más cadáveres de personas ejecutadas, víctimas de la violencia sectaria que padece el país desde el ataque a la mezquita shií de Samarra, el pasado mes de febrero. En el barrio de Bayya, aparecieron nueve cuerpos, todos con señales de tortura y algunos con una soga en el cuello. En otro barrio, aparecieron los cadáveres de un hombre y dos mujeres, y en una granja nueve más, todos con un tiro en la cabeza. También en Bagdad, un proyectil de mortero cayó sobre un edificio comercial, mató a 7 personas e hirió a más de 30.

Entretanto, Al Jazira emitió una grabación sonora en la que el número dos del régimen de Sadam, el general Izzat Ibrahim al Duri, pide a los líderes de los países árabes que apoyen a la resistencia, "la única representante legítima del pueblo iraquí".

LLAMAMIENTO Al Duri, uno los pocos cargos de Sadam que aún no ha caído en manos de Estados Unidos, pide a los mandatarios árabes que "boicoteen" al Gobierno de Bagdad, al que califica de "régimen mercenario". La grabación, que no ha podido ser autentificada, ha sorprendido, ya que se daba por bueno el comunicado de noviembre del partido Baaz, en el que se anunciaba la muerte de Al Duri.

Por otra parte, The New York Times hizo público un memorando secreto de la reunión que mantuvo George Bush con Tony Blair el 31 de enero del 2003. El documento revela que Bush, consciente de que no había armas de destrucción masiva en Irak pero decidido a atacar, eligió el 10 de marzo del 2003 para iniciar la guerra que acabó lanzando nueve días más tarde. El memorando confirma que Bush buscó varios pretextos para provocar un enfrentamiento que justificase el ataque.