Un suicida mató ayer al menos a 80 personas y dejó heridas a varias decenas en Afganistán, en el atentado más sangriento cometido en el país asiático desde la caída del régimen talibán, en el 2001. La explosión se produjo en una localidad situada al suroeste de la ciudad de Kandahar, al sur del país, en medio de una multitud de personas que presenciaba, en un descampado, una pelea de perros, un espectáculo muy popular en la sociedad afgana.

El ataque se produjo poco antes del mediodía y minutos después de que empezara la pelea de perros. Un superviviente de la matanza dijo que el suicida detonó la carga explosiva que llevaba adosada al cuerpo junto a un coche policial. "Nos estábamos divirtiendo y los dos perros acababan de empezar el combate cuando de repente apareció una enorme llamarada de fuego seguida de una fuerte explosión", explicó a la agencia AFP uno de los heridos. El lugar quedó sembrado de cadáveres y de heridos que fueron trasladadas a hospitales cercanos. El presidente del Consejo Provincial de Kandahar, Uali Karzai, hermano del actual jefe del Estado, Hamid Harzai, aseguró que el blanco del ataque fue Abdul Hakim, un jefe de la policía conocido por ser un férreo enemigo de los talibanes. Karzai dijo que Hakim murió en el ataque, así como 13 de sus agentes y al menos seis niños.

HOMBRES Y NIÑOS El Ministerio de Salud Pública, por su parte, cifró en más de 90 las personas que ingresaron heridas en los hospitales, algunas de ellas en estado muy grave.

Al parecer, y según explicaron varios testigos, justo después de la fuerte explosión, los guardaespaldas de Hakim abrieron fuego contra la multitud, lo que contribuyó a que aumentara el balance final de victimas. En el lugar del atentado había al menos medio millar de personas, todos hombres y niños. La pelea de perros es uno de los pasatiempos favoritos de los varones afganos. Durante los seis años que el país estuvo bajo la dictadura de los talibanes estos espectáculos estuvieron prohibidos por ser "antiislámicos"

Tanto Uali Karzai como el Gobernador de Kandahar, Asadulá Jalid, acusaron a los talibanes de estar detrás de la matanza. El propio Jalid salió ileso de un intento de asesinato la pasada semana. Los islamistas, por su lado, negaron toda responsabilidad en el ataque a través de uno de sus portavoces, Kari Yusef Ahmadi. Los insurgentes acostumbran a reivindicar las acciones que llevan a cabo contra las fuerzas de seguridad afganas o los militares extranjeros, pero no suelen hacerlo cuando entre las víctimas hay muchos civiles.

PODER INSURGENTE Los talibanes, expulsados del poder hace siete años por una fuerza militar internacional liderada por Estados Undios, han logrado en este tiempo reagrupar sus fuerzas y aumentar su presión militar en el país, sobre todo en el sur. La zona de Kandahar y el resto de provincias meridionales se han convertido en uno de sus principales bastiones. La zona ha sido a lo largo de los últimos dos años escenario de duros combates entre los insurgentes islamistas y fuerzas de la OTAN.