Una terrorista suicida ensangrentó ayer, en Bagdad, la conmemoración chií del mes de Muharran al hacer explotar la carga que llevaba adosada ante uno de los más importantes mausoleos de esa confesión religiosa. La mujer accionó su cinturón explosivo y junto a sus restos dejó los de, al menos, 34 personas más y 70 heridos.

Las víctimas, muchas de ellas mujeres y niños, eran peregrinos procedentes de Irán. La mitad de los fallecidos son de esa nacionalidad. Los peregrinos visitaban el mausoleo del séptimo imán chií, Musa Kazim, en el barrio de Kazamiya, situado en el oeste de la capital iraquí.

La elección de la fecha para el atentado no fue casual. Tuvo lugar en medio de los rituales del primer mes del calendario musulmán, que culminarán el próximo miércoles con la Ashura . Desde el 29 de diciembre, decenas de miles de peregrinos chiís visitan los lugares santos del islam. La Ashura conmemora el martirio del imán Husein, nieto del profeta Mahoma, en el año 680 de la era cristiana y es el día de duelo más importante del calendario chií.

El barrio chií de Kazamiya, donde ayer se produjo el atentado, está separado del suní de Azamiya por el llamado Puente de los Imanes. Después de la ocupación, este último suburbio estuvo controlado por insurgentes sunís y de Al Qaeda, mientras que Kazamiya lo fue por las milicias chiís del Ejército del Mehdi, las más radicales. En el 2006 y el 2007 las dos barriadas fueron escenario de combates.

REGRESO SEGURO Después del 2007, la zona fue recobrando la tranquilidad y los peregrinos volvieron en mayor número. Pese a ello, Kazamiya sufrió otro atentado con coche bomba, el 27 de diciembre, en el que murieron 22 iraquís y 54 resultaron heridos; y el pasado viernes, 23 perdieron la vida y 72 fueron heridos en un atentado suicida cometido durante el trascurso de una reunión de jefes tribales sunís.