UNA PERSONA cubierta con un burka, que la policía informó que era un hombre, se hizo estallar ayer cerca de una comisaría en la provincia de Farah, en el oeste de Afganistán. El ataque suicida, que provocó 22 heridos, coincidió con el apuñalamiento de una periodista afgana que había sido amenazada por los islamistas en los últimos meses. De las 18 personas fallecidas, seis eran agentes de policía.