Los bancos suizos no quieren hacer más negocios con Irán. El deseo de no verse envuelta en la crisis desatada entre Teherán y las capitales occidentales ha llevado a la banca helvética a informar a sus clientes domiciliados en Irán de la congelación de sus cuentas. A su vez, Credit Suisse, el segundo banco del país, ha instado a las autoridades iranís a que retiren las 200 toneladas de oro depositadas en la entidad.

Además, la justicia suiza ha emitido una orden de busca y captura contra un alto responsable de los servicios secretos de Irán por la trama terrorista que durante los años 80 y 90 causó en Europa más de 200 víctimas en 400 atentados.

BAJO SOSPECHA Responsables del Credit Suisse han sido interrogados por el juez de Lausana Jacques Antenen. El banco es mencionado en el testimonio de Abolghasem Mesbahi, exresponsable de los servicios de espionaje iranís en Europa, hoy arrepentido y refugiado en Alemania. Mesbahi ha destapado el montaje financiero en Ginebra de la Vevak, el servicio de espionaje iraní.

Mesbahi admitió ante el juez Antenen que vivió en Ginebra de 1985 a 1987 con la falsa identidad de Reza Abdolahi, y que frecuentaba una oficina de cambio, donde recibía órdenes y fondos. La agencia pertenecía a Banque Populaire Suisse, adquirido luego por Credit Suisse.

Mesbahi ejecutaba las órdenes en una agencia de Discount Bank. Agregó que allí supuestamente tenían una cuenta Hachemi Rafsanyani, presidente de Irán en esa fecha; Ahmed Jomeini, hijo del ayatolá líder de la revolución; y Alí Falahijan, jefe de la Vevak, contra quien el juez Antenen acaba de lanzar la orden de busca y captura.

Entretanto, la crisis nuclear iraní está en punto muerto, a la espera del informe que presentará el próximo 28 el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). Del contenido dependerá la posición de Rusia, contraria a imponer sanciones. Por su parte, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, insistió ayer en que "España apuesta por la vía negociadora".