Un nuevo atentado suicida sembró ayer el caos en una oficina de policía de la ciudad paquistaní de Peshawar, cercana a la frontera con Afganistán, y causó 12 muertos. Mientras tanto, en el departamento tribal de Waziristán del Sur, la aviación y la artillería paquistaní bombardearon posiciones pertenecientes al movimiento Tehrik-i-Taliban Pakistan, todo un anticipo de la ofensiva que, según los militares, es inminente.

La policía informó de que una mujer fue la responsable del atentado, mientras que el ministro de Información provincial, Iftikhar Husein, aseguró que el atacante logró llegar en vehículo hasta las inmediaciones de la comisaría. El Gobierno aseguró que la ola de atentados, que ha acabado con la vida de 176 personas, no ha hecho más que reforzar la determinación de erradicar a los insurgentes.