Una de cal y otra de arena. Irán dio ayer a entender que seguirá dialogando con la comunidad internacional para solucionar la crisis nuclear, aunque subrayó que no le preocupa que el Consejo de Seguridad asuma el contencioso. Un día después de que la junta de gobernadores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) decidiera trasladar la crisis al máximo organismo de las Naciones Unidas, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Hamid Reza Asefi, declaró: "El camino de las negociaciones aún está abierto, e Irán está dispuesto a seguir conversando y a hacer todo lo posible en ese ámbito".

Nada más conocerse el resultado de la votación en la AIEA, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, ordenó suspender la aplicación voluntaria del protocolo adicional del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), que permitía a los inspectores del organismo realizar visitas sorpresa a las instalaciones atómicas iranís. Sin embargo, en un ejercicio de malabarismo verbal, Asefi pareció ayer dar marcha atrás. La cooperación entre el país y la AIEA "no ha llegado a un callejón sin salida" tras la votación del sábado pasado en Viena.

HASTA MARZO El dirigente iraní añadió que Teherán lanzará una campaña diplomática para explicar la naturaleza de sus actividades atómicas "hasta marzo, cuando se reúna la junta de gobernadores de la AIEA, pero nunca renunciará a los derechos del pueblo iraní". El vicepresidente, Gholamreza Aghadez, reiteró que para Irán "las negociaciones son el mejor medio", e hizo hincapié en que su país "no ha abandonado el TNP".

Desde Moscú, el viceprimer ministro ruso, Serguei Ivanov, declaró ante la Conferencia de Seguridad de Múnich que su país deseaba mantener el dosier iraní en la AIEA "el mayor tiempo posible".

Por su parte, el jefe de la diplomacia alemana, Franz-Walter Steinmeier, exhortó a Teherán a aceptar la proposición rusa, que incluye el derecho a enriquecer uranio, pero fuera de las fronteras iranís. Esta propuesta "puede ser la clave de una solución negociada", declaró Steinmeier.

La prensa iraní reflejó ayer la diversidad de opiniones. Mientras los medios partidarios de la línea dura alabaron la respuesta del Gobierno de Teherán, los próximos a los sectores reformistas pidieron al Ejecutivo que moderase el tono de sus declaraciones y se aviniera a negociar.