En los cuatro años transcurridos desde la guerra del 2006, la frontera entre Israel y el Líbano ha vivido una situación de "excepcional calma" pero al mismo tiempo "muy peligrosa" por la misma razón: el temor de todos los implicados a una "confrontación mucho más devastadora", que se vuelva "incontrolable" y se extienda por la región. Esta es la conclusión a la que ha llegado el International Crisis Group (ICG), un prestigioso think tank que, justo un día antes del incidente, publicó un informe titulado: Tambores de guerra; Israel y el eje de la resistencia (Irán, Siria, Hamás e Hizbulá).

Según subraya el ICG, "las raíces políticas de la crisis" permanecen intactas y no pueden descartarse "errores de cálculo". En última instancia, la única solución pasa por establecer un acuerdo de paz entre Israel y Siria e Israel y el Líbano.