El expresidente norteamericano lamenta haber acabado su mandato en la Casa Blanca sin haber podido encontrar a Osama bin Laden, el líder de la organización terrorista Al Qaeda. "Tenía muchas ganas de llevar a Bin Laden ante la justicia. El hecho de no lograrlo constituye mi mayor lamento. No fue, desde luego, por falta de dedicación. Aunque nunca lo encontramos, le forzamos a cambiar la forma que tenía de viajar, comunicarse y actuar. Eso nos ayudó a impedirle su mayor deseo: ver un nuevo atentado contra EEUU".

Bush recuerda en su polémicas memorias que entre los miembros de su Gabinete se albergaban pocas dudas de que había que atacar Afganistán. Dick Cheney, sin embargo, expresó en aquel momento su preocupación de que el conflicto pudiera extenderse también a Pakistán, provocando que el Gobierno pudiera llegar a perder de esta manera el control de su arsenal nuclear.