El fino hilo que aguanta la tregua entre israelís y palestinos estuvo ayer a punto de romperse, la víspera del polémico rezo convocado por los extremistas judíos en la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén. El Ejército israelí mató a tres palestinos y, en respuesta, los integristas de Hamás dispararon 25 obuses de mortero contra puestos militares y asentamientos judíos. Como acostumbra a suceder hubo dos versiones sobre la muerte de los tres adolescentes --entre 14 y 16 años-- que, según fuentes locales, jugaban al fútbol en una zona prohibida por el Ejército. Para los militares israelís, "un grupo de cinco sospechosos se arrastraban hacia la frontera y, de pronto, se pusieron a correr hacia la frontera a pesar de los disparos de advertencia".