Alexei Dymovsky, un agente de policía de Novorossiisk, provocó ayer un terremoto político en Rusia. Acusó de descarada corrupción a sus jefes y pidió una reunión urgente con el primer ministro ruso, Vladimir Putin, para informarle de los "métodos ilegales" que usan sus colegas.

Ante un centenar de periodistas, Dymovsky declaró en Moscú que sus superiores obligaban a los agentes a inventar casos penales contra gente inocente para encubrir la incapacidad de la policía de encontrar a los verdaderos criminales. Dymovsky llegó ayer a la capital rusa huyendo de posible venganza de sus jefes tras haber publicado el jueves en el portal YouTube un vídeo en el que acusaba a funcionarios de alto rango de forzarlo a trabajar los fines de semana y a resolver delitos imaginarios. El policía fue despedido el domingo.