Tras un paréntesis de tres años de relativa tranquilidad, dos atentados terroristas causaron ayer en Yakarta nueve muertos y medio centenar de heridos. Dos hoteles de lujo, el Marriott y el vecino Ritz-Carlton, habitualmente oasis de tranquilidad en la ajetreada capital indonesia, fueron el escenarios de este rebrote de violencia perpetrada por al menos dos suicidas, probablemente radicales islámicos.

En el Marriott, el presunto terrorista se hizo pasar por cliente ante el servicio de seguridad del hotel e hizo estallar una bomba en el comedor, situado en la tercera planta del edificio. Una cabeza separada del cuerpo fue hallada en este lugar, en el que se registraron siete víctimas mortales según la policía.

Pocos minutos más tarde, en el restaurante del hotel vecino explotó otro artefacto, situado en la planta baja por la fachada principal y en la primera por el lado trasero, que causó dos muertos. Era la hora del desayuno y ambos locales estaban abarrotados de clientes.

Imágenes de seguridad del hotel Ritz-Carlton mostraron la entrada de un hombre que con paso inseguro llevaba un saco y una maleta. En una habitación del Marriott se hallaron explosivos y otra bomba fue desactivada cerca de un centro comercial.

´COMO EN UNA PELICULA´ "Estamos investigando para descubrir la identidad de la personas que alquiló esta habitación", precisó un portavoz de la policía. "Estaba a punto de salir cuando vi a tres heridos subir a una ambulancia", informó Syarif, empleado de almacén, de 32 años. "Eran todos extranjeros y tenían el cuerpo cubierto de sangre". "Era como en una película. Todo el mundo estaba en estado de shock . Yo simplemente pensé: Peligro, hay que huir. Me monté en mi moto y me fui lo más rápido posible" explicó Usman, conductor de un moto-taxi.

A muchos habituales del barrio Kuningan, uno de los más prósperos de la capital y centro financiero de Yakarta, las escenas de sangre, cuerpos destrozados, ambulancias y policías les recordaron otros trágicos días. El 7 de agosto del 2003, también en el hotel Marriott, una potente bomba estalló en los sótanos causando la muerte de 13 personas, entre ellas un holandés, y un centenar de heridos.

Dos días antes se había dictado la pena de muerte para Ali Amrozy, uno de los principales implicados en el atentado contra la discoteca de Bali, en el 2002. Un año más tarde, un coche bomba estalló ante la Embajada de Australia y mató a 10 personas. En todas estas ocasiones los atentados se atribuyeron a la la organización radical Jemaah Islamiya. Pero el más terrible de todos tuvo lugar el 12 de octubre del 2002 en la isla de Bali, al sur de Indonesia. Dos coches-bomba estallaron simultáneamente a las puertas de una discoteca de Kuta. Murieron 202 personas, la mayoría turistas de 21 países, y más de 300 resultaron heridas. Australia fue el país más afectado, con un centenar de muertos.

LA ORGANIZACION La Jemaah Islamiya (JI) es la organización a la que se atribuyen la mayoría de los atentados cometidos en el sureste asiático. Fundada en 1993 por Abu Bakar Bachir, un religioso indonesio, director de una escuela coránica de Java, y Abdulá Sungkar, la JI tiene como objetivo la creación de un estado islámico que englobe Malasia, Indonesia, Singapur, el sultanato de Brunei, el sur de Filipinas y el sur de Tailandia. La JI está considerada como el brazo de Al Qaeda en el sureste asiático.

La Embajada de España en Indonesia no tenía ayer constancia de que hubiera españoles entre las víctimas mortales y los heridos. El presidente de EEUU, Barack Obama, y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, transmitieron su pesar por las víctimas. Además, el jefe de la diplomacia de la UE, Javier Solana, afirmó sentirse "profundamente impresionado" por los ataques.