Varios testigos explicaron ayer que, 15 minutos antes del atentado, cuando los españoles se encontraban dentro del templo de Mareb, el kamikaze se acercó al lugar y preguntó a varios viandantes si ese grupo de turistas eran occidentales. "Entonces se marchó y regresó cuando los turistas salían de la zona del templo en sus coches", añadió un testigo.

El presidente de Yemen, Alí Abdulá Saleh, prometió ayer una recompensa de 15 millones de riales (unos 58.000 euros) a quien facilite información que ayude a la detención de los terroristas implicados. Saleh aclaró que el autor físico del atentado suicida "no era yemení".

Saleh reafirmó que las investigaciones muestran que Al Qaeda está detrás del ataque, y explicó que las fuerzas de seguridad yemenís tenían indicios de que se preparaba un ataque pero desconocían el lugar y el objetivo. Esas indicaciones refuerzan la posibilidad de que el atentado haya sido perpetrado por la red de Al Qaeda en la Península Arábiga.