Un atentado en el extremo oriental de China reverdeció la amenaza terrorista a cuatro días del inicio de los Juegos Olímpicos. El ataque se saldó con 16 policías muertos y otros tantos heridos en un puesto aduanero de la región noroccidental de Xinjiang, donde actúan movimientos terroristas musulmanes e independentistas. Dos hombres estrellaron un camión a primera hora contra la alambrada eléctrica, lanzaron dos granadas y acuchillaron a los agentes, según la sucinta descripción de la agencia de noticias estatal. Los agresores, uno de ellos herido en una pierna, fueron detenidos horas después. Según la policía, eran musulmanes de la etnia uigur.

Pekín lanzó un mensaje inmediato de tranquilidad. "Hemos preparado los JJOO durante siete años, y estamos convencidos de que serán seguros", dijo el portavoz del comité organizador de los Juegos, Sun Weide. Los expertos en terrorismo ya habían advertido de que grupos terroristas aprovecharían el altavoz olímpico para actuar, pero que sería muy lejos de Pekín y del resto de sedes. El ataque se produjo cerca de la frontera con Tayikistán, en el curso de la antigua Ruta de la Seda. La separan 4.000 kilómetros de Pekín, los mismos que Barcelona de Nigeria.

FORTIN VIGILADO Atentar es una misión difícil estos días en la capital, convertida en un fortín vigilado por cientos de miles de policías, soldados, voluntarios y cámaras de video. Hay controles en las carreteras de acceso y en las estaciones de trenes. Aún peor lo tienen los uigures, de rasgos físicos fácilmente identificables y mirados con desconfianza por el resto de chinos.

La policía suele alertar estos días a los dueños de los bares de que estén alerta sobre cualquier hipotético sospechoso, especialmente si es uigur. Los hostales de la zona vieja de Dashilan tienen prohibido dar cobijo a uigures y tibetanos. El dueño de un restaurante uigur situado cerca de la zona olímpica ha tenido que cerrar tras las insistentes visitas de los policías.

El ataque carga de razones a las estrictas medidas de seguridad impuestas. La comunidad internacional se había quejado de la restrictiva política de visados, los registros y el cierre de bares. También justifica que China colocara al terrorismo uigur como principal amenaza, por encima de tibetanos y seguidores de Falun Gong. Los incidentes se han sucedido en las últimas semanas, siempre muy lejos de Pekín. Dos personas fueron detenidas cuando intentaban atentar en un avión en marzo, cinco uigures murieron en Xinjiang durante una operación policial, y un grupo uigur reivindicó la explosión de bombas en autobuses en Kunming en julio.

GRUPO TERRORISTA Los exiliados uigures y sectores occidentales acusan a China de exagerar el peligro terrorista para justificar la represión en Xinjiang. China recuerda sus lazos con Al Qaeda y acusa de cínicos a los que le restan peligrosidad. El Movimiento Islámico del Turkestán Oriental (ETIM) está clasificado como grupo terrorista por la ONU y EEUU. Llegó a contar con un millar de miembros, antes de ser esquilmado en la guerra de Afganistán.