"No hay respuestas, pensamos lo peor", dicen, en el Gobierno argentino, cuando se les pregunta por Julio López, un albañil de 77 años cuyo testimonio fue clave para condenar a cadena perpetua a un feroz represor de la última dictadura, y de quien no se sabe nada desde el 17 de septiembre. López, víctima de la represión 30 años atrás, es el primer desaparecido desde que en 1983 volvió la democracia.

La "mano negra", dicen, hay que buscarla en una rémora de los "grupos de tareas" que actuaban en la dictadura (1976-83), y secuestraron al albañil por sus declaraciones contra el excomisario Miguel Etchecoltaz. El ministro de Interior, Aníbal Fernández, dio la orden de investigar el caso a 15 brigadas.