Texas, que se encuentra a la cabeza en sentencias de pena de muerte, ejecutó hoy al reo número 400 desde el restablecimiento del castigo en ese estado en 1982. Johnny Ray Conner, de 32 años, fue condenado por matar a tiros a la dueña de una tienda en Houston en 1998, y es ya el ejecutado número 21 en lo que va de año en Texas. Conner pasó casi ocho años en el pasillo de la muerte. Sus abogados perdieron hoy mismo una apelación ante el Tribunal Supremo para impedir la muerte de su cliente.

Conner sostenía que en el momento del crimen tenía una herida en una pierna que lo hacía cojear. Ese problema habría impedido que hubiera salido corriendo de la tienda tras cometer el asesinato un domingo por la tarde de mayo del 98, como indicaron los testigos que lo identificaron. Los citados testigos no mencionaron en ningún momento que la persona a la que vieron salir de la tienda padeciese cojera.

Un juez federal consideró válido el argumento y garantizó a Conner un nuevo juicio este año. Un tribunal de apelaciones se mostró en desacuerdo y anuló esa decisión, lo que allanó el camino para la muerte del reo. Texas volvió a establecer la pena de muerte después de que el Tribunal Supremo estadounidense eliminase la moratoria que existía sobre el castigo en 1976. Desde esa fecha, 1.092 personas han sido ejecutadas en EEUU, según las cifras del Centro de Información sobre la Pena de Muerte.

Voces críticas

La ejecución de Conner, en la localidad de Huntsville, al norte de Houston, ha atraído fuertes críticas de los opositores a la pena de muerte, quienes sostienen que la práctica es inhumana y no sirve para desincentivar el crimen. La Unión Europea, contraria a la pena capital, instó el martes al gobernador de Texas a detener todas las ejecuciones y a declarar una moratoria sobre el castigo.

Un portavoz del gobernador de Texas, Rick Perry, respondió en un comunicado que "los texanos decidieron hace tiempo que la pena de muerte es simplemente un castigo adecuado para los crímenes más horribles cometidos contra nuestros ciudadanos". Según los fiscales, Conner, natural de Luisiana cometió un robo a punta de pistola en mayo de 1998. A continuación disparó dos tiros contra un cliente que entró en la tienda, y quien consiguió huir, para posteriormente matar a tiros a Kathyanna Nguyen, la propietaria de la tienda, una mujer de 49 años. Conner no solicitó nada para su última comida.

En sus palabras finales solicitó perdón y expresó afecto a sus familiares y a los parientes de la víctima que lo observaron a través de un cristal. También señaló que su ejecución era un error. "Lo que me está sucediendo ahora es injusto y el sistema no funciona", dijo Conner, el segundo de los cinco prisioneros que se espera sean ejecutados en Texas este mes.

El estado tiene más de 10 ejecuciones previstas para este año. El próximo prisionero que se prevé fallezca por inyección letal en Texas es DaRoyce Mosley, cuya ejecución está prevista para el próximo martes por su participación en el asesinato de cuatro personas durante un robo que tuvo lugar en 1994. La pena de muerte está vigente en un total de 38 estados de EEUU, aunque la cifra total de ejecuciones que tienen lugar en Texas es más de cuatro veces mayor que la de cualquier otro estado, según la Coalición de Texas para Abolir la Pena de Muerte.