La justicia argentina resolvió ayer con una tibia sentencia el histórico proceso contra un oficial del Ejército y un exmatrimonio por la apropiación ilegal de María Eugenia Sampallo Barragán. El juez impuso 10 años de cárcel al capitán retirado Enrique Berthier, que fue quien entregó la bebé a Osvaldo Rivas (condenado a 8 años) y a María Cristina Gómez Pinto (a 7 años).

María Eugenia nació en un campo de concentración hace 29 años, en plena dictadura militar, y le ocultaron su identidad hasta que, en una dramática pesquisa, logró desvelar su origen y recuperar su verdadero nombre en el 2001. Su abuela la había buscado durante 24 años. Después del reencuentro, se convirtió en la primera nieta de desaparecidos en llevar ante los tribunales a los que se la apropiaron. Ayer se mostró disconforme con la sentencia, dado que la acusación pedía 25 años para cada uno de los implicados por los delitos de retención y ocultamiento de una menor de 10 años, alteración del estado civil y falsedad de documento público.

Mirta Barragán y Leonardo Sampallo, los padres de María Eugenia, fueron secuestrados en diciembre de 1977. La madre llegó al centro de detención y torturas embarazada de seis meses. Luego pasó por otro lugar de cautiverio. La sacaron de allí en febrero de 1978 para que diera a luz. Las Abuelas de Plaza de Mayo sospechan que la niña nació en el Hospital Militar de Buenos Aires. Berthier la sacó del hospital y se la entregó a Rivas, quien la inscribió como hija propia.

MENTIRAS Rivas y su esposa le contaron a María Eugenia que era en rigor adoptada cuando cumplió los siete años. Sin embargo, jamás le revelaron su filiación real. Primero le aseguraron que era hija de un matrimonio muerto en un accidente de tráfico. Más tarde le contaron que su madre había sido empleada doméstica en casa de los abuelos. Con los años, las explicaciones se tornaban cada vez más inverosímiles. Hasta le llegaron a decir que su madre era una azafata que vivía en Europa.

Durante el juicio, la joven habló de los trastornos psicológicos que sufrió durante su infancia. Los abogados de los apropiadores, por su parte, habían pedido la absolución de sus clientes.

CRUELDAD María Eugenia pidió que nadie llame "padres adoptivos" a los que la robaron. "La pregunta es si una persona que robó a un recién nacido, que le ocultó que fue robado, que tal vez secuestró y torturó a sus padres, que lo separó de su familia a conciencia, puede saber y sentir qué es el amor filial. Yo respondo que no, que el vínculo con este tipo de personas queda determinado por la crueldad y la perversión", dijo.

Cuando ayer el juez le preguntó el día en que nació, la joven no supo qué responder.