El intento de golpe de Estado en Timor Oriental, con el presidente herido de gravedad por disparos de bala, vuelve a poner en serio entredicho a la joven y frágil democracia de la excolonia portuguesa. La comunidad internacional insistió ayer en la importancia de la labor de la misión integrada de la ONU y de la fuerza de estabilización.

El presidente de Timor Oriental y premio Nobel de la Paz, José Ramos Horta, de 58 años, fue herido de gravedad el domingo cuando un grupo de hombres entró en su casa y le disparó en el estómago. El primer ministro, Xanana Gusmao, también fue atacado, pero resultó ileso. El jefe rebelde Alfredo Reinado murió durante el ataque.