La política euromediterránea nació en Barcelona el 28 de noviembre de 1995, bajo presidencia española de la UE, y se la llama Proceso de Barcelona. Su objetivo es reforzar la estabilidad con el diálogo político, favorecer el desarrollo mediante la creación de una zona de libre comercio y acercar a las poblaciones a través del diálogo sociocultural. En la asociación participan Marruecos, Argelia, Túnez, Egipto, Jordania, Israel, la Autoridad Palestina, Líbano, Siria y Turquía. Libia tiene el estatus de país observador.