En el 2001, un espía anónimo informó a la CIA de que Irak había acordado con Níger la compra de uranio refinado. En febrero del 2002, la CIA envió a Joseph Wilson, exembajador en Níger y esposo de la agente de la CIA Valerie Plame, a comprobar la información, que probaría que Irak buscaba crear armas de destrucción masiva. Tras su viaje, Wilson descartó que existiera la transacción.

La acusación contra Irak fue formulada por el propio George Bush, en un discurso sobre el estado de la Unión en enero del 2003, meses antes del inicio de la guerra. En julio del 2003, Wilson escribió un artículo en el que descartó tal acusación. Para desacreditarlo, Lewis Libby desveló que Plame era una agente de la CIA.