Ocho años de tregua y un largo proceso de paz en Irlanda del Norte no han cambiado los hábitos mafiosos del Ejército Republicano Irlandés (IRA). Su comunicado ofreciéndose sin tapujos a matar a los miembros de su propia banda implicados en el asesinato del camionero católico Robert McCartney ha causado repulsa e indignación.

Contra las cuerdas, los dirigentes del Sinn Féin han calificado la oferta de "equivocada". Sin embargo, ni Gerry Kelly ni Martin McGuinness han pedido a los testigos del crimen que vayan a la policía o al abogado.

"No hay manera de que podamos hacer progresos en Irlanda del Norte, contando con la participación del Sinn Féin, a menos que se ponga fin por completo a la violencia de cualquier tipo", advirtió el primer ministro Tony Blair, quien no fue más allá en su velada amenaza de excluir a los republicanos de un proceso de paz hecho añicos. Así mismo, su homólogo irlandés, Bertie Ahern, se declaró "horrorizado" por el comunicado, pero insistió en que se debe seguir adelante y distinguir entre IRA y Sinn Féin.

El enviado especial estadounidense para Irlanda del Norte, Mitchell Reiss, expresó claramente la exasperación de la Casa Blanca al exigir que el Sinn Féin "diga explícitamente, y sin ambigüedad ni ambivalencia, que la delincuencia no es tolerable". Bush no ha invitado este año a la celebración del día de San Patricio, patrón de Irlanda, a ningún partido norirlandés. Las únicas republicanas que estarán en la fiesta, el día 17, serán, para vergüenza de Gerry Adams, las hermanas de McCartney. La familia de este padre de 32 años acusó ayer a 12 personas de estar implicadas en el crimen, llevado a cabo, dijeron, por tres individuos, el pasado 30 de enero, en un pub de Belfast. En un comunicado, los familiares explicaron que se habían reunido con el IRA el 5 de marzo. En la cita, celebrada a petición de la banda, el IRA se ofreció a disparar contra los autores del crimen, cosa que la familia rechazó.

VETADA LA LEY ANTITERRORISTA Mientras, el nuevo proyecto de ley antiterrorista del Gobierno británico se está convirtiendo en la pesadilla preelectoral de Tony Blair. La legislación, rechazada en dos ocasiones esta semana, regresó ayer a los Comunes, donde volvió a ser criticada. Blair se negó a poner caducidad a la futura ley y dijo actuar siguiendo la recomendación de la policía.

Los lores proponen una aprobación temporal, con la condición de que la ley quede invalidada en ocho meses. Si el Parlamento no logra aprobar la ley antes del lunes, fecha en que caduca, 11 sospechosos, encarcelados sin juicio, pueden quedar libres. Entre ellos está Abú Qatada, considerado el inspirador de los ataques del 11-S.