Desde los muelles del puerto inglés de Portsmouth, partió ayer rumbo al golfo Pérsico el portaviones británico Ark Royal, mientras los familiares de la tripulación, entre aplausos y lágrimas, despedían a los 1.100 hombres y mujeres que zarpaban.

Oficialmente, la misión del Ark Royal consiste en participar en unas maniobras en junio en Malasia. Fuentes de la Defensa británica han indicado, sin embargo, que el buque y la flota de 15 navíos y un submarino atómico dotado de misiles Tomahawk que le acompaña, pueden ser utilizados en un conflicto contra Irak, "si fuera necesario".

Se trata del mayor despliegue naval realizado por el Reino Unido desde la guerra de las Malvinas, hace 20 años. El primer ministro, Tony Blair, podría llegar a contar en la región con 8.000 tropas, que se unirían a los 120.000 soldados que Estados Unidos se dispone a enviar.

La primera escala del Ark Royal será Escocia, donde cargará municiones. El navío lleva a bordo una partida de todoterrenos y material de campaña, además de 144.000 barras de chocolate y un millón de cigarrillos para mantener la moral de las tropas.

Esa demostración de fuerza incrementará la presión sobre Irak, al tiempo que Blair trata de convencer a George Bush para posponer la campaña bélica y dar tiempo suficiente a los inspectores de la ONU. Irak fue también anoche el asunto central en Hannóver de la cumbre entre Blair y el canciller alemán.