El líder del Partido Conservador, David Cameron, exigió ayer por vez primera la abolición de la legislación europea sobre Derechos Humanos y reemplazarla por una ley británica de derechos. Cameron acusó al Ejecutivo de Gordon Brown de estar "ciego" ante lo que califica de "errores" de una ley que impide la deportación de un asesino convicto tras cumplir su condena.

La polémica se desató a raíz del caso del italiano Learco Chindamo, cuya deportación fue denegada por el Tribunal de Asilo e Inmigración, pese a ser respaldada por Interior. Chindamo mató de una puñalada al director de una escuela, Philip Lawrence, en 1995, y saldrá de la cárcel en unos meses. Cameron dijo que el hecho de que el asesino de Lawrence no pueda ser deportado "desafía el sentido común". Fuentes del Partido Conservador indicaron al Daily Telegraph que en el caso de ganar las próximas elecciones abolirán esa ley. El ministro de Justicia, Jack Straw, anunció un recurso contra el fallo, aunque varios abogados advirtieron de que hay pocas posibilidades de éxito. El caso ha generado una tormenta, utilizada por los que, como los conservadores, abogan por la derogación de esta ley del 2000.

El Daily Telegraph aclaró que, de abolirse la legislación, el Reino Unido continuaría atado a la Convención de Derechos Humanos Europea de 1950 y que los abogados de Chindamo hubieran logrado también la denegación de la deportación apelando al Tribunal de Estrasburgo.