Los pronósticos se cumplieron y el Partido Conservador británico destituyó ayer a su líder. Los últimos y desesperados llamamientos de Iain Ducan Smith para mantenerse en el cargo no conmovieron a sus colegas parlamentarios, que, amparándose en el voto secreto, pusieron fin a dos años, un mes y 16 días de precario mandato.

De los 165 diputados convocados a pronunciarse sobre la moción de confianza, 90 lo hicieron contra el líder y 75 a favor. Ducan Smith se convirtió así, por un margen de 15 votos, en una rareza histórica. Desde ayer es uno de los dos jefes de la oposición británica que en el último medio siglo no han tenido la oportunidad de enfrentarse a unas elecciones generales. El otro fue el laborista John Smith, pero lo suyo fue un ataque al corazón.

El mecanismo sucesorio se puso ya en marcha. La presentación de candidaturas estará abierta hasta el 6 de noviembre y el primer escrutinio tendrá lugar cinco días más tarde. Anoche, todas las corrientes trataban de lograr un consenso para designar a Michael Howard como candidato único y evitar así otra larga y reñida disputa electoral. Uno de los aspirantes potenciales, David Davis, fue el primero en anunciar que no se presentaría.

SUCESION NEGOCIADA

Dada la actual ingobernabilidad del partido, existe la certeza de que sea cual sea la corriente vencedora, su líder no logrará el respaldo de los demás. Una solución pactada evitaría, además, que la votación quedara en manos de los 300.000 afiliados. Los gustos de las bases, siempre muy tradicionales, no suelen coincidir con los del grupo parlamentario.

Por si fuera poco, los trámites podrían durar varios meses, algo que sólo puede beneficiar al Gobierno de Tony Blair. La oficina del primer ministro siguió ayer atentamente los acontecimientos, sin hacer comentario alguno.

El relevo de Ducan Smith debe preocupar al equipo de Blair, que ha disfrutado durante dos años de una oposición inexistente. Los conservadores no han logrado capitalizar la enorme pérdida de confianza que ha sufrido el primer ministro este último año con la crisis de Irak y el caso Kelly .

Ese periodo de indulgencia podría haber terminado. Blair deberá contar a partir de ahora con un rival de más talla, que tratará de recuperar el electorado perdido. Si el elegido es Michael Howard, buen orador y enemigo temible, al premier le esperan sesiones muy agitadas en la Cámara de los Comunes. Ducan Smith seguirá en el cargo hasta que sea elegido sucesor.