El conflicto bélico en Afganistán se ha cobrado en lo que va de año las vidas de 600 soldados extranjeros. La última, la de un soldado de la OTAN, ocurrió ayer en un enfrentamiento en el este del país, según han informado hoy fuentes de la Alianza Atlántica. Este balance es, de lejos, el peor para las fuerzas extranjeras en los nueve años que dura ya la guerra con los talibanes.

El ritmo de víctimas entre las fuerzas de la Alianza es frenético, solo comparable a los peores momentos de la guerra de Irak, a principios del 2007. Así, en los 10 meses del 2010, una media de dos soldados extranjeros han muerto en enfrentamientos con los talibanes, según los cálculos de la web independiente icasualties.org.

Desde que a finales del 2001 el Ejército de EEUU iniciara la intervención militar contra los talibanes, 2.170 soldados de la coalición internacional han muerto en este país. Además, desde el 2003, año en que los talibanes retomaron la virulencia de su rebelión, la cifra de militares fallecidos aumenta cada año. Así, según datos de icasualties,org, de los 58 fallecidos en el 2003 se pasó a 60 en el 2004; a 131 en el 2005; 191 en el 2006, 232 en el 2007; 295 en el 2008 y 521 el año pasado. Esta cifra, cuando aún falta dos meses para acabar el 2010, ya se ha superado ampliamente. Por nacionalidades, el mayor número de bajas (1.348) son estadounidenses, país del que son originarios más de dos tercios de los casi 150.000 soldados que la OTAN tiene desplegados en Afganistán.

PLANES DE RETIRADA

Pese a todo, los civiles siguen siendo, de lejos, las primeras víctimas del conflicto. Más de 2.400 civiles murieron el año pasado, según la ONU, un 14% más que en el 2008.

El conflicto en Afganistán se recrudece al tiempo que crecen en Occidente las reticencias a la presencia de tropas extranjeras en el país. El presidente de EEUU, Barack Obama, ha fijado para el próximo mes de julio el inicio de la retirada de sus tropas. La coalición internacional pretende traspasar las competencias en seguridad a las fuerzas afganas de aquí a finales del 2014, aunque los expertos dudan de la capacidad del Ejército afgano de garantizar la seguridad en el país. Mientras, el presidente Hamid Karzai ha iniciado, de forma tímida, un acercamiento a la negociación con algunos dirigentes talibanes.